20 feb 2013

ALIANZA PLEYADIANA / ARCTURIANA - LA HISTORIA DE MYTRIA



17-2-13


MYTRIA Y LA GRAN MADRE


HABLA MYTRIA:

Una vez que me entregué a la posibilidad de que no pudiera ver a Mytra nuevamente, abrí una Realidad Paralela  en la cual podría estar con él. Esta opción ocurrió porque pensé en sus necesidades, en vez de las mías. En otras palabras, elegí el amor incondicional sobre mis necesidades egoístas, lo cual expandió grandemente mi conciencia. De la misma forma, cuando Mytra tuvo su iniciación de bilocación a nuestro hogar para asistirnos, él me extendió amor incondicional poniéndose en peligro por permanecer tanto tiempo.

De hecho, estábamos teniendo nuestras iniciaciones juntos. Su desafío era la bilocación, y mi desafío era entrar en la Roca Sagrada con mi forma física. La primera vez que entré en el Portal de la Roca Sagrada, lo había hecho en mi cuerpo astral de cuarta dimensión. Antes de hablar de mi tercera iniciación dentro del Centro de la Matriz de la Gran Madre, me gustaría definir y compartir el propósito de una “iniciación”. Una iniciación es cuando aceptamos cualquier cosa que es percibida como una situación difícil y la cambiamos por una oportunidad para pedir a nuestras expresiones superiores del SER guía y protección.

Llamando a nuestro SER Dimensional Superior, usamos el “problema” como una oportunidad para percibir nuestra realidad desde una perspectiva superior. Desde la perspectiva de nuestras Expresiones Superiores, podemos percibir frecuencias de la realidad expandidas. Ya que la realidad que elegimos percibir es la realidad que elegimos vivir, llamando a nuestra perspectiva superior en una situación difícil, expande grandemente nuestra conciencia. De esta manera, transmutamos un problema en una Iniciación.

Con mi tercer viaje a través del Portal de la Roca Sagrada, mi Iniciación  fue dentro de la matriz de la Madre. Una vez que había reconstruído mi hogar en lo salvaje y regresado al ritmo de la Naturaleza y al Centro de mi SER, estaba lista para entrar en el Centro de la Madre. En preparación, ayuné por varios días, tomé mucha agua, y medité la mayor parte del día. Entre medio de mis meditaciones, caminé por la tierra y nadé en el Lago para anclarme y reconectarme con la Madre. Al tercer día, desperté al amanecer y supe que era el AHORA para entrar en la Matriz de la Madre.

Ese día comí un desayuno liviano ya que no sabía cuánto tiempo estaría fuera de casa. Luego, caminé al Lago,  colocando cada pisada reverencialmente en la superficie del cuerpo planetario de la Madre y medité en una gran roca que colgaba hacia el Lago. Cuando completé mi meditación justo antes del Sol más Alto, me deslicé al lago desnuda y permití a la Madre Agua acariciar mi forma física.  Luego me arrastré de vuelta a la roca para disfrutar del cálido sol y caí en un sueño sin sueños. Me desperté justo antes de la puesta del sol, me puse el vestido hecho a mano y me dirigí a la Roca Sagrada. Con mi tercera entrada a través del Portal, estaba libre de todo temor. Por lo tanto, no hubo resistencia dentro de mí o dentro del Portal.


De hecho, una vez que toqué la roca con mi intención de entrar, el Portal giró abriéndose instantáneamente, y simplemente caminé a través de él. Escuché el Portal cerrarse detrás de mí, y estaba en total oscuridad. Sin embargo, al relajarme en el AHORA, sentí mi propia luz interior y proyectada ella fuera a través de mi Tercer Ojo. A través de mi visión superior podía ver un pequeño sendero que llevaba hacia abajo, el cual seguí por lo que pareció ser bastante tiempo. Luego, a la distancia y alrededor de un rincón vi la reflexión de una luz.

Supe instintivamente que la luz emanaba del Elohim Alcyone. Por lo tanto, tomé  un momento para llamar a la expresión superior de mi SER y caminé con reverencia hacia la luz. Instantáneamente, el Elohim Alcyone se mostró delante de mí, y sentí una sensación de profunda completitud. Había completado un segmento importante de mi vida y estaba por comenzar otro. No sabía  cómo procedería mi nueva vida, pero me sentía confidente de que podía aceptar lo que el destino pusiera delante de mí. Lo que no esperaba era cuán difícil sería para mi cuerpo y psiquis vivir en el centro del planeta.


La luz era muy tenue sin una fuente obvia. En vez de eso, ella se reflejaba de las muchas paredes de la estructura tipo cueva en la cual permanecí por un período desconocido de tiempo. Ya que no había amanecer, atardecer o luz de día o noche, NO había marcadores para el pasaje del tiempo.  No me había dado cuenta de cómo el pasaje del tiempo se había vuelto importante para mí. Había experimentado estar en el AHORA cuando estaba en la Naturaleza, pero tenía la seguridad del movimiento visual de los Soles moviéndose a través del cielo, y las Lunas y Estrellas que salían en la noche.

Sin Soles y Lunas, me sentía casi sola. Parecía que todo lo que estaba haciendo estaba esperando. Después de la primera imagen de la Madre, Ella despareció y me dejó sola. Por eso, fui forzada a SENTIR el planeta y conectarme con su enorme vida planetaria desde el interior. Había aprendido a conocer profundamente el exterior del planeta y a amarlo. Ahora era dejada sola para unirme con el interior del planeta.

Sabía que estaba en una Iniciación porque cada pensamiento oscuro y emoción de miedo fue forzada a la superficie de mi conciencia por la tenue luz de este mundo desconocido. Cómo podía la Madre, abandonarme? Sería dejada ahí y moriría en este hoyo? Vería otra vez alguna vez a mis amados nuevamente? Fui desde las preguntas, al enojo, a la tristeza y hacia el miedo profundo.

“Es todo esto un error?” lloré. “ Quién creí que era para poder visitar al Elohim? Es esta alguna especie de trampa elaborada?”

Finalmente, no podría seguir y moriría, o quizás sólo caería dormida. Esta vez mi sueño estuvo lleno de sueños, en realidad de pesadillas, en las cuales todos a quienes había herido me señalaban mi error al entrar en mi propia y temprana tumba. Luego los demonios salieron con sus trajes oscuros y brumosos de miedo y tristeza. Yo estaba en el borde del terror total cuando oigo la voz de mi amada hija Alycia.
“Madre”, me llamó en su voz más dulce. “Estoy aquí contigo. Puedes sentirme abrazándote? Puedes sentir cuánto te amo?”.

Sí, si, por supuesto, podía sentir el amor de Alycia. Entonces, pude sentir su toque y su abrazo y su suave beso en mi mejilla. Me calmé y las visiones de oscuridad retrocedieron horrorizadas por la visión de nuestro profundo amor.

“Estás bien ahora Madre”, dijo Alycia mientras flotaba yéndose. “Despierta ahora para ver a la Gran Madre”.

Mis ojos se abrieron calmadamente, y quedé cara a cara con el Elohim Alcyone. Madre Alcyone, como la llamaría, me tomó con una mano muy tangible y me ayudó a ponerme de pie.

“Ven”, dijo. “Hay algo que quiero que veas”.

Seguí silenciosamente a la Madre más profundamente a Su Centro. Había pensado que había estado en una cueva profunda en medio del planeta, pero cuando caminé más tiempo del que pude contar, fui a áreas más y más profundas, y me di cuenta de que la primera valorización de mi localización era incorrecta. Como si respondiese a mis pensamientos, la Madre se detuvo ante  mí y dijo:

“Querida Mytria, te tuve caminando así te familiarizabas con mi tierra interna. Estoy ahora transportándonos a otra área, la cual sólo puede ser alcanzada a través de lo que se denomina tele transportación”.

Esto sonó bastante excitante para mí, así que me entregué a Su aura preparada para tan interesante viaje. No obstante, no había “viaje” en lo absoluto. Antes de que pudiese pestañar, llegamos a lo que pareció ser la entrada a una cueva dentro de la cueva. Esta entrada era muy alta y lo suficientemente ancha para que pudiera deslizarme por ella, eso esperaba, porque la Madre me instruyó que entrara a la cueva interna por este pasaje estrecho.

La entrada era bastante larga y muy oscura. Por eso me enfoqué en ir a través del largo corredor en vez de enfocarme a dónde iba. Cuando doblé en la última curva fui recibida con una luz muy brillante, estaba casi ciega. Tuve que tomar una larga respiración para calmarme y lentamente abrir mis ojos de manera de aclimatarme gradualmente al cambio en la iluminación. Lentamente, abrí mis ojos mientras dirigía primariamente mi vista al suelo debajo de mí.

“Mira hacia arriba mi querida”, escuché a la Madre Alcyone decir.

Siendo confidente que mis ojos estaban adaptados a la luz brillante miré hacia arriba para ver la visión más asombrosa de toda mi vida. Delante de mí había cristales gigantes, tan largos como edificios desperdigados por la cueva como si fuesen juguetes abandonados de un enorme gigante.

“Esto es casi correcto”, dijo la Madre respondiendo a mis pensamientos. “Estos cristales estuvieron una vez alineados en una matriz masiva de luz. Sin embargo, los muchos cataclismos que acompañaron el desarrollo de un nuevo planeta diseminaron la matriz de cristales en lo que ves ahora. No obstante, aunque los cristales parecen desconectados, los patrones de energía de cada enorme cristal están aún interconectados con la energía de los otros cristales.

“ Si pudiera haber una reunión de los guardianes principales de mi planeta, que son los humanoides de sus Naves Estelares, podrían arrastrar su conciencia con la conciencia de los cristales y unirse, y por lo tanto activar esta Matriz Central Cristalina. Por favor enfócate en estos cristales a través de tu Tercer Ojo para percibir cómo las ondas de energía emanando de cada cristal se entrelazan para crear un patrón geométrico”.

Cerré mis ojos para ir hacia un estado de meditación lo suficientemente profundo para abrir mi Tercer Ojo. Lentamente, mientras mi Tercer Ojo se abría, comencé a ver las interconexiones entre las emanaciones de cada cristal. Me di cuenta de que reconocía este patrón, pero no podía recordar de dónde.

“Has visto este patrón muchas veces cuando meditabas en mi tierra?” preguntó la Madre.

Sí, por supuesto. Es por eso que el patrón era tan familiar. Lo había visto en el cielo, en el agua y en la tierra. A menudo, sólo lo percibía con el rabillo del ojo, pero luego el patrón se desvanecía rápidamente. Por eso, pensé que estaba creando ese  patrón en vez de viéndolo.

“Mira ahora para verte a ti dentro del patrón”, me instruyó la Madre.

No había pensado en mí misma siendo en el patrón, pero el concepto entibió mi corazón y me hizo darme cuenta de cuánto me había vuelto UNA  con nuestro nuevo mundo. Cerré mis ojos físicos y me relajé en una respiración profunda. Gradualmente, sentí mi cuerpo hormiguear mientras el flujo de luz cursaba hacia arriba y debajo de mi columna. Cuando sentí la energía latiendo fuera de mis manos supe que estaba lista. Con los ojos cerrados, enfoqué mi visión interior para ver el patrón de luz que se había vuelto familiar.

Al entregarme a mi visión, el patrón de luz reconocible comenzó a flotar a mi alrededor. Miré para ver dónde mi conciencia intersectaba este patrón de luz. Al relajarme en la imagen, puedo decir que estaba dentro de este patrón y la visión estaba dentro de mí. Al mismo tiempo, estaba totalmente consciente de que todo compartía esta relación con el patrón, incluso si no lo conocía.

“Sí”, sonrió la Madre. “Estás en lo correcto. Todos son UNO con el planeta y el planeta es UNO con todos ustedes”.

Mientras hablaba la Madre, comencé a experimentar totalmente la profunda unidad con el Planeta. Había vivido en Unidad con la tierra del planeta, y ahora estaba experimentando una profunda conexión con el centro planetario. De hecho, la conexión era entre mi centro personal y el centro planetario.

Me quedé en la formación de los cristales situados al azar en el suelo de la cueva interior. Sin embargo, mientras observaba la conexión energética de los cristales, la formación cristalina ya no parecía intencional. Levanté la vista hacia el techo de la cueva, cosa que no había pensado hacer antes, y vi el siempre presente patrón reflejado en el techo encima de los cristales.

Empujé la visión de este patrón hacia mi corazón, y cuando hice esto,  algo muy inusual comenzó a ocurrir. Luz violeta comenzó a gotear en mi visión interior. Al comienzo el color violeta estaba enfocado sólo en mi corazón, pero rápidamente creció para acompasar mi cuerpo entero. En realidad “sentí” el color violeta. Nunca había pensado sobre sentir kinestésicamente un color, pero esa es la única manera en que puedo explicar mi sensación.

Al acostumbrarme al “sentimiento” del color, la luz violeta comenzó a fluir, moverse y pulsar. Al principio el pulso era bastante suave, pero luego comenzó a palpitar dentro de mí a tal punto que casi lastimaba. Se volvió doloroso, no como los dolores de parto, y repentinamente, la sensación del color se quemó en la imagen de una pequeña llama interna. Cuando enfoqué mi atención en la llama violeta, ella creció. La llama violeta parecía estar haciéndome sentir rejuvenecida y activada.

No obstante, gradualmente, esta sensación se volvió bastante incómoda y me dio la sensación de que algo dentro mío estaba comenzando a cambiar. Esta impresión se volvió más fuerte y más incómoda. Finalmente, no pude sostener esta imagen mucho más, y mis ojos se abrieron. Para mi gran sorpresa, vi la llama violeta que emergía sostenidamente desde dentro del centro de los cristales caídos.

Al hacerse más fuerte la llama y más grande, su imagen era replicada dentro de cada enorme cristal. Entonces, cada cristal proyectaba la imagen de la llama violeta fuera de la cueva. Miré preguntándome si las muchas imágenes de llamas violetas rebotaban en los muchos ángulos de la cueva. Además, los patrones de energía combinados de los cristales arrojaban miríadas de imágenes de llamas violetas en las superficies de la cueva , incluyendo el suelo y el techo. Las imágenes eran hermosas, más allá de la imaginación y profundamente intoxicantes.

Para mi sorpresa podía sentir diferentes expresiones de mi SER Multidimensional dentro de cada cristal y en cada reflexión. Era capaz de conectar simultáneamente y experimentar cada versión de mi SER. Podía sentirme siendo empujada hacia las muchas impresiones del fuego violeta al fluctuar dentro de cada cristal y en todas las superficies de la cueva. Las muchas versiones de mi SER comenzaron a conectarse, lo cual creó una sensación sobrecogedora de bienaventuranza y euforia.

Al comenzar a sentir pensé que era cada UNA de mis expresiones, y perdí toda la conexión con el cuerpo “separado” parado junto a la Madre.

Yo era cada expresión de mi SER.
Yo era cada imagen del Fuego,
Yo era la cueva,
Yo era la Madre,
Yo era el Planeta…

Agradecida, la Madre movió su mano alrededor de mi cara y todas las imágenes desaparecieron.

“Imaginé esto?” pregunté a la Madre.

“No, mi Querida”, replicó Ella, “Tú lo creaste”.





A través de Suzanne Lie, PhD

Traducido por Shanti para – Despertando con Suzanne Lie


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