Un día aprendí que somos elegidos por nuestras flaquezas y no por nuestro poder.
Conté un poco de mi historia en nuestro último encuentro. Y tuve autorización para estar aquí nuevamente y hablar un poco más de mi caminata.
Feliz Yo Soy, que puedo servir como ejemplo. Dicen los Maestros, que sólo pueden enseñar aquellos que un día ya anduvieron caminos oscuros. Y puedo decirles, que anduve por caminos muy oscuros, momentos en que no tenía la capacidad de ver cuál sería el próximo paso.
Momentos de tanto sufrimiento, de tanto dolor emocional, que no podía volver atrás porque no tenía suelo… Y no podía seguir hacia el frente porque no sabía a dónde ir.
Encuentro que algunos de ustedes ya pasaron por situaciones semejantes. Y en esos momentos es que Dios nos obliga a vivir profundamente el presente. Porque vivir del pasado no nos lleva a nada. Y vivir del futuro es una profunda incertidumbre.
Pues lo es, mis hermanos. Aprendí de la forma más difícil.
Y durante mucho tiempo, me encontré muy infeliz, haciendo de cuenta que era muy alegre. Haciendo de cuenta que sabía sonreír. Iba a las fiestas, usaba los mejores vestidos. Como era rica, mandaba hacer los mejores perfumes y elegía los aromas, no por la suavidad, sino por la arrogancia.
Porque podemos hacer de las cosas más bellas las peores elecciones. Así, como podemos también, hacer elecciones lindas con cosas muy simples. Sabiduría esta, que en aquella época no tenía.
Mi intención, el deseo que venía del corazón y la forma de amor que comprendía, era amar, amar, amar y ser amada. Y cuanto más buscaba el amor, menos me sentía acogida y recompensada por él. Porque perseguía aquello que no me pertenecía. Porque buscaba respuestas para preguntas, que no cabían a nadie. Que era un asunto mío.
Y así, el sufrimiento se volvía cada vez mayor. Porque vivía para los otros, vivía para las apariencias, vivía para aquello que el mundo consume.
Y hoy, observando tantas cosas, a través de los ojos de ustedes, a través de los ojos de ella que me sirve de canal… Veo que poca cosa cambió en el mundo. Tantas modernidades y algunos pocos cambios. Tantas cosas nuevas ustedes tienen para desear. Pero el deseo no se hace por las cosas y sí por las personas que se sienten incompletas.
En mi época, los ricos deseaban las cosas bellas. Y eso no cambió.
Los pobres, deseaban mejor comida, mejor lugar para dormir, mejor vestimenta, mejor salud. Y eso no cambió.
Y los religiosos, pregonaban la religión e intentaban ayudar a las personas. Y eso no cambió.
Y los políticos, defendían sus propias causas, defendían su patrimonio y usaban de la vida aquello que podían. Y eso no cambió.
Y las mujeres querían a los hombres, y los hombres a las mujeres, y las personas a las personas. Y eso no cambió.
Por lo tanto, el mundo evolucionó en tantas cosas, lo que me lleva a pensar… Que es preciso mudar algo más. Y que cada uno de ustedes debe buscar dentro de sí la respuesta.
Yo digo que somos elegidos… Por nuestras fallas, por nuestras fallas y no por nuestra capacidad. Porque así fue conmigo.
Y cuál era mi falla? Cuál era mi gran falla?
No amarme. No mirarme.
Y vean que en mi casa tenía grandes espejos. Los más perfectos mandé hacer porque no aceptaba errores….Yo era tan bella.
Entonces, quería espejos que retratasen mi perfección. Quería espejos que mostrasen exactamente la belleza de mi Ser. Para volverme cada día más bonita y más seductora y más atrayente. Y afirmar…. Que podía ser amada, que quería ser amada y que las personas precisaban amarme, porque yo era espectacular.
Y ese vacío, tan sólo crecía….
Y fui elegida por mis fallas, porque los Maestros así lo entienden. Que en el momento en que nos sanamos, nos comprendemos, nos aceptamos, nos amamos… Vamos actuando en una profunda mudanza y transformación con todo lo que está a nuestra vuelta.
Son como las bellas flores, que son elegidas por ser las más bellas que decorarán los vasos. Pero continúan perteneciendo a todas las otras que sobran, apagadas y olvidadas en su pie. Yo me siento así.
Quiero ofrecerles a ustedes mi ejemplo. Que es preciso mirarse a sí mismo.
No por los espejos de la vida, ni por los ojos de las personas que nos ven.
Sino, por aquello que somos. Con los ojos cerrados como ustedes lo hacen ahora, mirando hacia el alma, mirando hacia el corazón, limpiando ese corazón.
Y buscando comprender, en ese gran momento presente: Que es lo que vives? Para qué vives? Con quién vives?
Las respuestas no están en el mundo, sino en ustedes. Las respuestas no están en los sentimientos que reciben de las personas, sino en aquello que cultivan.
La flor, no precisa de otras flores para abrir sus pétalos. La naturaleza es sabia.
Las personas precisan tan sólo de su corazón para saber quiénes son.
Y naturalmente… Naturalmente, ellas atraerán para sí, a su lado… Aquellos que van a querer oírlas, aquellos que van a querer tocarlos, aquellos que van a querer su compañía, su presencia y su amor.
Si ustedes quieren ser amados, comprendidos, aceptados… Sean amables.
Vuélvanse criaturas amables. No tan sólo en las palabras suaves, ni de la boca para afuera, sino en el corazón. Estando con las personas, de forma más educada, más gentil. Obsérvense. En cuántos de sus relacionamientos ustedes son capaces de oír al otro? Tan sólo oír, como buenos amigos.
O ustedes quieren hablar el tiempo entero? O quieren cuidar de su camino el tiempo entero?
O ustedes quieren arreglar a las personas, para que ellas sean de su forma el tiempo entero?
Reacciones equivocadas vienen de actitudes equivocadas. Y por qué puedo decirles esto a ustedes? Porque yo fui alguien que erró mucho, mucho, mucho. Y justificaba mi equivocación para mí misma.
Y decía: “Me equivoqué por amor”, “Lo hice por amor”, “Exageré por amor”, “Grité por amor”, “Morí por amor”; “Maté por amor”.
E hice todo eso. Y fui elegida por mis fallas. Porque había en mi, una comprensión tan profunda del engaño. Un dolor tan profundo de estar donde estaba que llegó un momento, en que hablé de espiritualidad…. Porque no creía en el Dios de aquella época, del modo en que las personas vivía. Pero creía en Dios, en una fuerza, en un poder.
Y hablé a esa fuerza: “No quiero ser más así. No quiero ser más nada”.
Pero en la época, en medio de la oscuridad, eso tan sólo quería decir que yo quería morir. Porque encontraba que la muerte física era una salvación.
Y ahí, también viví un gran engaño. Porque estaba olvidada de tantas otras veces en que ya había muerto, porque somos todos Espíritus en evolución. Y la muerte no es una sanación, es tan sólo un pasaje.
Pero, en el momento en que comprendí que no quería imponer más mi voluntad, todo un proceso de sanación se inició en mi vida. No quería más imponerme a la vida, de la manera en que quería vivir. Y comencé a aceptar y a entender.
Y en esa épica, vivía en el campo. Y comencé a tener más paciencia como la naturaleza, como los fenómenos del día a día. Comencé a mirar cuando era invierno, a respetar el tiempo del frío y a observar a las personas, a los pájaros. Y todo lo que sucedía a mi alrededor.
Comencé a aceptar más el silencio y a querer menos fiesta. Y me volví más selectiva y más silenciosa. Y no hablaba con nadie de que estaba orando, porque no estaba orando…. No en la forma tradicional.
Y miraba la Luna y me encantaba con la Luna. Y miraba el viento, y me encantaba cómo el viento. Esa era mi oración. La Naturaleza era mi Dios.
Y allí tuve grandes, grandes enseñanzas.
Algunas veces era una bandada de pájaros que levantaba vuelo cerca de mi ventana, cuando yo hacía una pregunta.
Y pasé a tener ojos que observaban más. Oídos que oían más. Y una boca que hablaba menos. Y eso fue de gran ayuda para mi evolución. Porque pasé a sentir a las personas.
Y ahí, como no hacía tantas fiestas más, muchos amigos de otra época me dejaron. Comencé a entender cómo una persona, y se suavizó el sentimiento. Porque era tanto sufrimiento, que quería una piedra para ser colocada en mi corazón.
Y cuando se comenzó a serenar, comencé a cuidar de mi corazón como se cuida de un pájaro que cae del árbol, separado de su madre. Comencé a pensar en los pájaros, pensar en la Naturaleza y a compararme a ellos.
Y trataba a mi corazón como un pájaro. Cuidándolo con amor.
Mis faltas me enseñaron que no yo no me miraba a mí . Y como no me miraba no miraba a nadie. Y no sabía mirar a nadie.
Yo quería que las personas me viesen. Que las personas me tocase, se aproximasen a mí y sanaran mi dolor. Y ese fue un punto de gran cambio, cuando tocada por la espiritualidad, descubrí que tenía que sanarme.
Piensen en ustedes como pájaros. Piensen en su corazón como un pájaro, herido, si fuera el caso. Y que ustedes están cuidando con todo cariño. Ustedes amándose. Ustedes trayendo Luz para ustedes mismos.
Y obsérvense con más cariño. Porque si Dios es capaz de elegirnos por nuestras fallas, hasta debemos amar nuestras fallas.
Veo que en muchos lugares se habla de reforma íntima. La reforma íntima no debe ser una destrucción íntima. La reforma íntima no debe ser una guerra interior.
La reforma íntima debe ser una escultura de amor. Un trato de cariño y de fuerza interior.
Y piensen, en ustedes mismos… Cuál será su falla? Cuál será el motivo por el cual Dios los elegirá para alguna tarea o alguna misión?
Puede ser que ustedes sean obstinados. Entonces para que servirá su obstinación?
Puede ser que ustedes sean orgullosos. Para qué servirá su orgullo?
Puede ser que ustedes sean elegidos por su timidez.
Observen, en esa su actitud, donde está la sanación y su forma de servir a los designios Divinos.
Al servicio de la elevación espiritual. Al servicio de la gran transformación del Hombre en un Ser de Amor, y de la Fraternidad Blanca… Yo Soy María Padilha y les ofrezco, humildemente, mi Amor.
Que mi vida y mis historias, puedan ayudarlos a cada uno de ustedes, en su camino y en su despertar.
Sigan en Paz.
Canal: Maria Silvia Orlovas
Nome de Referência: Somos escolhidos por nossas fraquezas e não pelo nosso poder
Mentora: Maria Padilha
Data: 21/08/2013
Local: Espaço Alpha Lux
Local: Espaço Alpha Lux
Traducción- Shanti
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